PACIENTES ALÉRGICOS

¿QUÉ ES LA ALERGIA?

La alergia es una hipersensibilidad de carácter inmediato a una sustancia que, si se inhala, se ingiere o se toca produce unos síntomas característicos.

La sustancia a la que se es alérgico se denomina “alérgeno», y los síntomas provocados son definidos como “reacciones alérgicas”.

Factores desencadenantes

Se trata de una patología frecuente que afecta, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a más del 30% de la población mundial. Aunque existen factores genéticos predisponentes, se conoce que son los factores ambientales los desencadenantes de la reacción alérgica.

En las últimas décadas, las modificaciones del entorno, el hábitat, el modo de vida y un mayor número de animales domésticos, han favorecido la progresión de la alergia.

Una persona puede hacerse alérgica tan sólo con un primer contacto con el alérgeno. Es entonces cuando empieza el proceso de sensibilización.

¿Cómo se produce la alergia? Proceso de sensibilización

Hay cuatro componentes principales que intervienen para que la reacción alérgica se desencadene:

  • El alérgeno: sustancia causante de la alergia.
  • La inmunoglobulina E (IgE): anticuerpo producido por el sistema inmunológico en respuesta al alérgeno que activa la liberación de histamina.
  • Los mastocitos: células especiales que se encuentran en la piel y en órganos húmedos del cuerpo (nariz, ojos, boca), cargadas de gránulos de histamina.
  • La histamina: sustancia que se libera en el proceso alérgico y que es la responsable de los síntomas de la alergia.

Durante el proceso de sensibilización, el organismo de la persona va formando anticuerpos específicos frente toda sustancia extraña que penetra en el cuerpo. Hay varias clases de anticuerpos o inmunoglobulinas: IgA, IgG, IgG, IgD y la IgE. La alergia más frecuente, se debe a que el organismo forma IgE frente a un alérgeno determinado mientras que las personas no alérgicas emplean otros mecanismos de defensa.

En una primera ocasión el nivel de esa IgE es bajo, o la cantidad de alérgeno es pequeña, y la persona aparentemente está tolerando bien el alérgeno. Sin embargo, si se prolonga el contacto con el alérgeno, el nivel de IgE va subiendo hasta que alcanza un nivel determinado a partir del cual el contacto con el alérgeno desencadena la liberación de distintos componentes de los mastocitos y eosinófilos que conducen a los síntomas de alergia.

El hecho de que tenga que haber más de un contacto con el alérgeno o una exposición prolongada en el tiempo puede dar una falsa sensación de no tener alergia ya que cuando la cantidad de alérgeno ya es mayor, se desencadenan los síntomas.

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Rinitis alérgica

Es la inflamación de la mucosa nasal. Se caracteriza por picazón, lagrimeo, estornudos, mucosidad y/o congestión de nariz y/u ojos.

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Asma bronquial

Se caracteriza por una sensibilidad del pulmón frente a estímulos inespecíficos como el frío, ejercicio, contaminación, inhalación de pólenes u otros alérgenos. Puede manifestarse con tos, sensación de ahogo o falta de aire, pecho apretado o silbidos audibles durante la respiración.

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Dermatitis atópica (DA)

Es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, que se caracteriza por dermis seca, descamada e irritada, muy pruriginosa y que tiene una distribución corporal característica de acuerdo a la edad.

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Alergia alimentaria

Sus síntomas clínicos son variables: aparición de ronchas, diarrea crónica, dermatitis incluso anafilaxia. El tipo de manifestación depende de la edad y de las costumbres alimenticias.

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Urticaria

Es el prurito o picor de la piel, que en ocasiones va acompañada de inflamación. Suelen aparecer brotes que pueden durar días.

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Angioedema

Es la inflamación de la piel y puede -o no- presentarse asociado a urticaria. Es habitual la inflamación de párpados y labios, pero en el caso de reacciones graves es posible que afecte la lengua y/o la campanilla, siendo especialmente peligroso debido a que puede causar asfixia.

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Dermatitis por contacto (DC)

Inflamación de la piel por contacto directo con distintas sustancias como cosméticos, tintes de pelo, productos de aseo personal y del hogar, objetos de bisutería, etc. Se manifiesta con áreas localizadas como eczema o piel reseca con enrojecimiento y picazón.

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Anafilaxia

Síntomas progresivos que afectan la piel y/o mucosas y que se acompañan de compromiso respiratorio, circulatorio o digestivo. Entre los diferentes síntomas se encuentran: la aparición de ronchas, hinchazón de labios, ojos o genitales, falta de aire, sensación de hinchazón en la garganta, palpitaciones, mareo o pérdida del conocimiento, náuseas y vómitos. Los síntomas de la reacción deben tratarse inmediatamente ya que puede llegar a ser mortal.

Los alérgenos pueden entrar en contacto con el organismo por distintas vías, ya sea por inhalación, por ingestión o por contacto de la piel. Los más comunes son:

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Polen

Puede producir: lagrimeo, irritación conjuntival, picor, fotofobia, estornudos, secreción nasal, obstrucción y picor en el interior de la nariz. Puede llegar a producir crisis asmáticas

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Insectos

Las abejas, avispas y avispones son los que más reacciones alérgicas provocan. Sus picaduras provocan enrojecimiento, inflamación y dolor.

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Ácaros del polvo

Los ácaros son parásitos que se alimentan de escamas de la piel. Para combatirlos es necesario eliminarlos empelando productos químicos en la limpieza.

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Hongos

Ocasionan enfermedades alérgicas durante las épocas más favorables para su desarrollo, la primavera y el otoño.

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Animales

Provocan reacciones cutáneas y respiratorias. La forma de prevenirlas es evitando el contacto de los animales.

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Alimentos

Provocan reacciones alérgicas cutáneas y respiratorias. Hay que identificar los alimentos que provocan las alergias y evitarlos. En estos casos es importante disponer de adrenalina auto inyectable para afrontar las emergencias.

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Medicamentos

Los más relacionados con las alergias son los antibióticos, analgésicos, antiinflamatorios y anticonvulsivos. Si se conoce alergia a estos fármacos deben evitarse totalmente y hay que informar al especialista de cualquier reacción a medicamentos.

Si una persona cree que puede ser alérgica, para un diagnóstico correcto debe acudir a un alergólogo.

Según la historia clínica y el examen físico del paciente el especialista solicitará la realización de un test cutáneo o prick test.  En algunos casos puntuales el diagnóstico es complementado con un análisis de sangre en el que se detecta la inmunoglobulina E para el alérgeno sospechoso.

Para un buen examen es necesario asegurar que no se están consumiendo medicamentos antialérgicos ya que la respuesta alérgica estaría bloqueada.

A. TEST CUTÁNEO

La técnica requiere de la colaboración adecuada para una correcta evaluación. Es importante que no haya lesiones de otro origen en la piel.

En primer lugar, se marcan círculos en la piel con los alérgenos más habituales uno para el control positivo de histamina y otro para el control negativo de suero fisiológico. Mediante una pequeña punción se asegura la penetración de parte del extracto del antígeno (reactivo) a la epidermis. Después de una espera de unos 15 minutos, se mide y evalúa el halo de reacción considerándose positiva la reacción 3 mm mayor al control negativo.

B. ANÁLISIS SANGRE IMÁGENES

Esta técnica consiste en medir los niveles de IgE en la sangre cuando ésta se mezcla con una serie de alérgenos en el laboratorio. De esta forma los niveles de IgE en las personas no sensibilizadas son indetectables y, por tanto, se dice que la prueba es negativa. Si, por el contrario, se halla la presencia de IgE, se dice que el análisis es positivo y, por tanto, el paciente es alérgico a ese alérgeno.

CONSEJOS PARA EL TRATAMIENTO CON INMUNOTERAPIA

La inmunoterapia es el pilar del tratamiento causal de la alergia pues permite actuar directamente sobre el sistema inmunitario y lograr así un tratamiento duradero en el tiempo.

Este tratamiento consiste en administrar al paciente cantidades de alérgeno gradualmente crecientes con el objetivo de mejorar la sintomatología causada por la exposición posterior al alérgeno causante. Así se consigue una disminución o desaparición de los síntomas lo que conlleva una menor necesidad de medicamentos, mejorando la calidad de vida.

Con el objetivo de que el paciente se vea tan libre de síntomas como médicamente sea posible el tratamiento de inmunoterapia puede ser utilizado en combinación con medidas de control ambiental, tratamiento farmacológico y educación del paciente alérgico y sus familiares.

Este tipo de terapia se utiliza para tratar los casos de alergia causadas por polen, ácaros del polvo, epitelios de animales y ciertos hongos.

La elección del extracto de alérgeno más adecuado a cada paciente se basa en el diagnóstico previo realizado por el alergólogo. Y la administración de la inmunoterapia se realiza por vía sublingual.

En cualquier caso, la inmunoterapia suele ser efectiva. Pocos meses después de haber comenzado la vacunación se observan mejorías, haciéndose patente alrededor del primer año de tratamiento.

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¿Cuándo debe iniciarse el tratamiento de inmunoterapia?

El tratamiento de la alergia debe iniciarse bajo prescripción médica

Los profesionales sanitarios deben contar con la formación necesaria para la aplicación del tratamiento, así como la capacidad de intervención en cualquier situación posterior, como puede ser una reacción adversa.

  • Administrar siempre la dosis indicada por tu alergólogo. Consultar con él cualquier duda que te pueda surgir y los posibles síntomas que puedas notar.
  • Aplicar debajo de la lengua y mantener durante 3-4 minutos, deglutir la cantidad restante. En caso de notar molestias faríngeas se recomienda escupir la dosis una vez ha Transcurrido el tiempo.
  • Aplicar en ayunas, a primera hora de la mañana. Mantener ayunas durante los 20-25 minutos posteriores.
  • Tomar siempre a la misma hora. Es recomendable programar una alarma en el móvil o reloj para evitar descuidos.
  • Conservar la vacuna en la nevera, a una temperatura entre 2ºC y 8ºC, nunca en el congelador. Evitar dejar el extracto alergénico sublingual en lugares muy calurosos o con exposición solar directa.
  • No se debe administrar el extracto alergénico sublingual si:
    • Existe un asma mal controlada o si se padecen síntomas alérgicos intensos.
    • Hay presente una infección orofaríngea, respiratoria u oral (aftas, gingivitis, etc.)
    • Intervención quirúrgica oral. En este caso, aplicar el extracto alergénico sublingual a los 7 días de la misma.
    • Extracción o caída dental. En este caso, aplicar la vacuna cuando se cure la herida.
    • Se desaconseja administrar el extracto alergénico sublingual el mismo día que se apliquen vacunas. Se aconseja un intervalo mínimo de 3 a 4 días entre cada una de ellas.

Se recomienda administrar siempre la vacuna en un centro médico, siguiendo la pauta establecida por tu alergólogo. Consultar con él cualquier duda que te pueda surgir y los posibles síntomas que puedas notar.

  • A la hora de transportar la vacuna al centro médico, es recomendable transportarla en una bolsa refrigerada.
  • Se recomienda administrar siempre el extracto alergénico subcutáneo en un centro médico, siguiendo la pauta establecida por tu alergólogo. Consultar con él cualquier duda que te pueda surgir y los posibles síntomas que puedas notar.
  • A la hora de transportar el extracto alergénico subcutáneo al centro médico, es recomendable transportarla en una bolsa refrigerada.
  • Se recomienda esperar en el centro médico un tiempo mínimo de 30 minutos tras la administración del extracto alergénico subcutáneo, ya que, en ese tiempo es cuando pueden aparecer las reacciones adversas más frecuentes.
  • Conservar el extracto alergénico subcutáneo en la nevera, a una temperatura entre 2ºC y 8ºC, nunca en el congelador. Evitar dejar la vacuna en lugares muy calurosos o con exposición solar directa.
  • No se debe administrar la dosis del extracto alergénico subcutáneo si existe un asma mal controlada o si se están padeciendo síntomas alérgicos intensos.
  • Se desaconseja administrar la dosis del extracto alergénico subcutáneo sublingual el mismo día que se apliquen vacunas. Se aconseja un intervalo mínimo de 3 a 4 días entre cada vacuna.
  • Se recomienda no realizar ejercicio físico intenso en las 3 a 4 horas previas y posteriores a la administración de la vacuna, ya que, la dilatación de los vasos sanguíneos resultante favorece la posibilidad de aparición de una reacción.

RECOMENDACIONES
PARA LOS PACIENTES
ALÉRGICOS

  • Mantener la vivienda, y especialmente el dormitorio, cerrados durante la mayor parte del día. Ventilar diariamente unos 15-20 minutos a última hora de la tarde. Mantener las ventanas cerradas por las noches.
  • Disminuir las actividades al aire libre de 5.00-10.00h y de 19.00-22.00h.
  • Evitar las actividades al aire libre (deporte, paseos, montar en bicicleta, etc.) durante los días secos y calurosos, ya que, hay una mayor concentración de pólenes.
  • Evitar las visitas a zonas de mayor concentración de plantas y árboles (parques, jardines, rosaledas, etc.)
  • Utilizar gafas de sol para salir a la calle, especialmente los días de viento, así podrás proteger los ojos del contacto directo con el aire y los pólenes que transporta.
  • Al regresar al domicilio se recomienda ducharse lo antes posible para eliminar los granos de polen que puedan haber quedado adheridos a la ropa o al pelo.
  • No dejar la ropa usada durante el día en el dormitorio, ventilarla fuera de éste y si es posible, lavarla antes de volver a usarla.
  • No secar la ropa al aire libre los días de recuentos altos.
  • Mantener cerradas las ventanillas cuando se viaja en coche y asegurarse del correcto mantenimiento de los filtros. Si se viaja en moto, es recomendable utilizar cascos integrales que se mantendrán siempre completamente cerrados.
  • Evitar el uso de moquetas, alfombras y cortinas en la vivienda. Especialmente en el dormitorio de la persona alérgica.
  • Evitar la calefacción por aire, ya que, tiende a suspender el polvo en el ambiente.
  • Mantener el dormitorio y la vivienda bien ventilados, evitando la humedad (15-20 minutos al día es suficiente). Si es posible, utilizar deshumidificadores.
  • Ventilar la almohada de forma diaria. Es recomendable el uso de fundas protectoras anti ácaros.
  • Utilizar ropa de cama de fibra sintética y lavar, al menos una vez por semana, a más de 65ºC.
  • Si se mantuviese algún peluche o similar en la habitación, lavar este también con periodicidad semanal a temperatura superior a 65ºC y posteriormente introducir en el congelador durante varias horas.
  • Evitar guardar la ropa húmeda en el armario.
  • Durante la limpieza del polvo es recomendable:
    • Utilizar mascarilla.
    • Limpiar el polvo usando un trapo húmedo.
    • Evitar barrer. Usar una fregona húmeda o un aspirador con filtro HEPA.
    • Realizar limpiezas frecuentes con aspirador en el vehículo.
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En el interior de la vivienda

  • Reparar defectos en el aislamiento y cualquier formación de humedad en paredes, ventanas y cuartos de baño.
  • Mantener una humedad ambiental por debajo del 60% utilizando deshumidificadores. Evitar el uso de humidificadores.
  • Si la vivienda dispone de aparatos de aire acondicionado atender a su adecuado mantenimiento y sustitución periódica de los filtros.
  • Ventilar todas las habitaciones al menos una vez al día durante 15-20 minutos.
  • Si es posible, utilizar pinturas anti fúngicas para pintar las paredes de la vivienda y usar fungicidas en zonas con tendencia a humedecerse.
  • No secar ropa en el interior de la vivienda.
  • Aspirar el dormitorio de forma diaria.
  • Evitar o disminuir el número de plantas de interior.
  • Deshacerse lo antes posible de bolsas de basura.
  • Usar lámparas antihumedad en el interior de los armarios.
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En el exterior de la vivienda

  • Evitar zonas de descomposición de vegetales.
  • No remover montones de hojas secas caídas al suelo.
  • No entrar en zonas de almacenamiento de grano y no manipularlo.
  • No entrar en lugares donde se almacenen alimentos.
  • No pasear por zonas rurales o con vegetación en días secos y ventosos, especialmente durante el tiempo de recolección de la cosecha.

Retirada del animal

  • Mantener el animal fuera del hogar.
  • Limpiar las estancias de la vivienda.
  • Evitar, en la medida de lo possible, el contacto con personas que tienen animales.

Control de los alérgenos dentro de la casa sin la retirada del animal

  • Ventilar a menudo la vivienda.
  • Limpiar cada semana con aspiradores de filtros HEPA colchones, almohadas y cortinas.
  • Instalar purificadores de aire con filtros HEPA.
  • Lavar dos veces a la semana a los perros puede ayudar a reducir los alérgenos.
  • Lavar la ropa que haya estado en contacto con los animales.
  • Aplicar una vez a la semana lociones para mascotas que reducen la caída de la caspa.
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